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Con la finalidad de ampliar tus conocimientos y que tu experiencia sea integral, te presentamos una serie de aspectos culturales de la región náhuatl del sur, así como una serie de ideas y pensamientos de diversos autores e instituciones que hablan sobre la importancia de la revitalización, fortalecimiento y/o difusión de las lenguas indígenas.
 
¿Sabías qué?...
 

La población nahua sigue comercializando en el mercado los diversos productos orgáni- cos dentro de los cuales podemos encontrar una gran variedad de frutas y legumbres como sandía, coco, yuca, malanga, camote y berros.

Las casas de zacate tenían una durabilidad de entre 15 a 20 años, debido a los diferentes materiales con las que eran construidas. Una de las características que ayudaban a su estabilidad a lo largo de los años, era la forma piramidal del techo, ya que permitía con gran facilidad el escurrimiento del agua. A su vez esta estructura ayudaba a conservar la temperatura adecuada dependiendo del clima, es decir, si hacía calor se mantenía fresca y si hacía frío era tibia.

 

Los campesinos indígenas podían conservar hasta por un año sus productos como: maíz, frijol, arroz y otros alimentos del campo en buen estado, debido a que sus casas eran hechas con zacate y lodo, lo que las convertía en lugares muy térmicos y por lo tanto no tenían carencia de alimentos.

 
 

En la región se cultivaba el algodón, una planta muy útil para fabricar hilo. El proceso para transformar el algodón en hilo es una técnica que todavía permanece en la memoria de algunas personas mayores. La falta del cultivo de esta planta ha propicia- do la desapareción paulatina del hilado como práctica artesanal en esta zona.

 
 

Hace años las mujeres indígenas diseñaban su indumentaria bajo la guía de una mujer artesana quien transmitía sus conocimientos a sus jóvenes aprendices. La indumen- taria consistía en la confección de refajos, fajas y blusas.

 
 

El costo de un traje tradicional para dama, cuesta actualmente alrededor de ocho mil pesos. Su elevado costo obedece a que hay pocas per- sonas dedicadas a la elaboración de este tipo de indumentaria, y por la escases de materiales que existen para su dise- ño y fabricación.

 
 

Hace apenas unas décadas atrás, en las comunidades indígenas de la región no se conocían los refrigeradores ni se consumían los refrescos. Por lo general, las personas consumían agua simple procedente de los manantiales. Para mantener el agua fresca, la almacenaban en cantaros de barro; que eran elaboradas por los y las alfareras de Otepan y Cosoleacaque.

 
 

Ujtiapan en lengua náhuatl del sur significa ‘camino al pozo’. Este camino era utilizado por las doncellas para ir a llenar sus cantaros con agua. Al paso del tiempo, algunas personas nahuas se quedaron a vivir alrededor de este lugar, por lo que posteriormente se convirtió en un pueblo, y es lo que actualmente conocemos como Oteapan.

 
 

Oteapan es reconocido como un pueblo indígena nahua, que aún conserva la elaboración de sus artesanías como los cantaros, jarros, ollas, tazas, alhajeros, aretes, collares, entre otros. Estas artesanías son elaborados con materiales que se encuentran en la región como es el barro colorado, el cocuite, la caña de bambú y la jícara.

 
 

Oteapan mantiene una riqueza cultural en sus tradiciones y costumbres tal como se observa en las mayordomías. Una de las más conocidas es la que se realiza de cada año el día 3 de mayo, en la que los lugareños se organizan comunitariamente para celebrar este día dando comida y bebida a todo aquel que visita la comunidad. Esta fiesta también es motivo para que personas de diferentes lugares acudan a observar, exponer y vender diferentes artesanías.

 
 

La elaboración de ollas, cántaros y cazuelas de barro colorado son originarias de Oteapan, gracias a un grupo de alfareros que aún sobrevive para mostrar la riqueza alfarera del pueblo. Estos utensilios son usados en toda la región principalmente entre las poblaciones indígenas.

 
 

Entre los nahuas se dice que los peces tienen dueño y hay alguien que los cuida. Cuando un hombre va a pescar, hace un ritual antes de entrar al agua y pide para que la pesca sea buena. Entonces, el dueño de los peces le concede una pesca abundante. Estos alimentos solo son para el autoconsumo, no debe de venderse ni darle las sobras a los perros porque si se hace, en la siguiente pesca el dueño ya no le otorgará la misma pesca.

 
 

Anteriormente la dieta de las personas indígenas consistía en una alimentación que incluía verduras, frutas, carnes y mariscos. Productos totalmente naturales que proporcionaban la nutrición necesaria y que estaban al alcance de los habitantes del pueblo.

 
 

Una de las actividades comerciales que sobresale en el municipio de Oteapan es la elaboración de cohetes. Este municipio es considerado como el mayor productor y proveedor de fuegos artificiales de la región. Los cohetes son utilizados en las diferentes celebraciones y fiestas de la zona como las mayordomías, fiestas patrias y fiestas patronales.

 
 

A la palabra Tatahuicapan se le han atribuído diversos significados. La primera interpretación dice que proviene de tres palabras nahuas, tataj- ‘abuelo’, -wi’- ‘viene’ y -apan ‘río’, lo que significaría “el abuelo viene del río”. Un segundo intento por saber el significado del topónimo menciona que deriva de tatawik- ‘colorado’ y -apan ‘arroyo’, por lo cual quiere decir “arroyo colorado”. Este es el más próximo a su significado, porque en el centro del poblado cruza un arroyo que se denomina tatawika’, y al llover, el agua del rio se enturbia y se pone colorado.

 
 

Los campesinos nahuas conservaban hasta por dos años grandes cantidades de maíz. Primero se almacenaba la cosecha en los tapepecholkajli ‘casas de barro’, lugares que funcionaban exclusivamente como graneros. Una vez hecho esto, ahumaban el lugar quemando leña de okuilkuawi’ ‘palo de gusano’. Debido al humo impregnado en el maíz, se podía conservar en buen estado todas las semillas que se guardaban sin la necesidad de utilizar conservadores como actualmente se hace.

 
 

Para la construcción de una casa tradicional nahua era necesario el tapanco. Esta palabra viene de los términos nahuas ta ‘tierra’, pan ‘arriba’ y ko ‘lugar’, lo que significaría ‘lugar que está arriba de la tierra’. El tapanco es un acabado, que forma una repisa en el techo, el cual sirve como bastimento para los productos del campo.

 
 

En la cultura náhuatl del sur no se acostumbra dar el beso en la mejilla como saludo. El saludo se realiza con un apretón de manos y en algunos casos, el saludo es a distancia levantando la mano derecha, ya que dentro de las creencias nahuas, si se llegan a estrechar las manos, existe una transferencia de vibras negativas.

 
 

Otro de los gestos que se utiliza para saludar es inclinar ligeramente la cabeza y poner las manos sobre el pecho. Cabe mencionar que este gesto solo es utilizado para sa- ludar a los ancianos como muestra de respeto.

 
 

Los nahuas del sur cuando escuchan aullar un perro, lo consideran como un mal presagio, ya que indica que puede ocurrir un accidente. Para evitarlo, los abuelos recomiendan no salir de la casa por dos noches seguidas, ya que es el tiempo que normalmente dura ese presagio.

 
 

Hace años los campesinos nahuas practicaban el tapalewil que quiere decir ‘ayuda mutua’. El tapalewil consistía en una organización social y económica en la que cualquier persona perteneciente a la comunidad realizaba trabajos comunitarios como en el libramiento o chapeo de caminos, la construcción de templos o cualquier otro trabajo que beneficiara a la comunidad.

 
 

El tapalewil en otros lugares se le conoce como mano vuelta. Siendo una forma de organización y cooperación mutua muy importante entre los habitantes de la región para la preparación de las tierras de cultivo, la siembra y la recolección de cosechas, sin tener que pagar un salario a las personas que ayudan pero con el compromiso moral de devolver esta ayuda a la comunidad y a las personas que ayudaron para esas tareas.

 
 

El tapalewil está desapareciendo y perdiendo vigencia dentro de las comunidades nahuas del sur. Esto debido a diferentes factores que obedecen a las nuevas formas de organización política, social y cultural de las ciudades y que poco a poco han ido incorporándose entre las comunidades. Lo que ha originado dejar de trabajar en y para la comunidad.

 
 

Tatahuicapan se localiza al suroeste de la región de los Tuxtlas del Estado de Veracruz, a una altitud de 300 metros sobre el nivel del mar, situado al pie del cerro San Martín. El mapa más antiguo donde se registra Tatahuicapan data de los años 1580 a 1600 D.C., sus colindantes son al Norte con el Golfo de México, al Sur con Chinameca, al este con Pajapan y al Oeste con Mecayapan y Soteapan.

 
 

La fiesta tradicional más representativa del pueblo de Tatahuicapan es en honor a San Gabriel y a San Rafael. Esta celebración se realiza el día 24 de marzo de cada año, teniendo una duración de 4 días. El primer día se considera como víspera de cada santo y el segundo día es la fiesta principal. En los días subsecuentes, se concentra mucha gente para divertirse, hay jaripeo, juegos mecánicos, comidas típicas así como infinidad de comercios de ropa, y por las noches hay participación músicos regionales y nacionales.

 
 

Las mayordomías en honor a los santos patronos de los pueblos de Tatahuicapan y Mecayapan han disminuido debido a la crisis económica y a los altos costos de los productos de primera necesidad. La migración y otras acciones sociales también han influido en la perdida de esta tradición y la gente está más interesada en actividades particulares que reditúen recursos económicos para el sostén de su familia.

 
 

Los municipios de Pajapan, Tatahuicapan y Mecayapan poseen una mayor concentración de hablantes de lengua náhuatl, contando hasta con más del 60% de la población. Sin embargo esto no indica que el idioma no esté cerca o en riesgo de desaparición, ya que por medio del contacto con el español, los hablantes de lengua náhuatl han ido mezclando estas dos lenguas, generando con ello, el desplazamiento del náhuatl.

 
 

En los tiempos antiguos, los pobladores indígenas náhuatl del sur construían sus ca- sas con material de la región como: zacate, cañas, palos, bejucos y lodo; con esto se protegían de las inclemencias del tiempo tanto del calor y del frío. Por lo que no era tan necesario el dinero porque extraían todo de la naturaleza que les rodeaba.

 
 

La mezcla de palabras del español dentro del lenguaje cotidiano de los nahuas es muy común. Un ejemplo de ello es cuando se dice hasta mosta, ‘hasta mañana’, cuando su forma original es mostaysej. Por lo cual se hacen necesarios diferentes investigaciones y la planeación de políticas públicas que conlleven y generen la revitalización de la lengua.

 
 

La vestimenta tradicional de las mujeres nahuas del sur consiste en una falda o refajo de color amarillo con delicados hilos horizontales en color rojo, una blusa de manta, una faja bordada en las mismas tonalidades que el refajo y listones de seda como acceso- rios para adornar el cabello. Mientras que la indumentaria varonil está constituida por un calzón y camisa de manta, huaraches y sombrero.

 
 

Los abuelos que respetan la tradición nahua, creen que las palabras que se expresan con coraje y enojo llegan al corazón, manifestándose en la persona quien las recibió con un sabor amargo en el paladar, además de tener una sensación de nudos en la gar- ganta. Para curarse de este mal es necesario platicar con alguien sobre lo ocurrido para que todo lo que está adentro se lo lleve el viento.

 
 

El quelite es una de las comidas tradicionales de los nahuas del sur. Esta planta según estudios científicos es alta en contenido de hierro. En la región se aprovecha de dos maneras: la primera es de uso comestible para preparar moles, ensaladas o simplemente hervidos y la segunda como uso medicinal, ya que con el consumo del quelite se restablecen la cantidad de plaquetas en la sangre.

 
 

El huapango es la música tradicional, producida por jaranas, bailada a ritmo de zapateado en una tarima de madera. Su nombre proviene del náhuatl es kuapanko que quiere decir lo siguiente: kuaw- ‘madera’, -pan- ‘arriba’, -ko ‘lugar’.

 
 

Jaltipan proviene de la palabra náhuatl xalti’ ‘arenoso’; pan ‘lugar’, de lo cual significa pueblo entre el arenal. Entre sus fiestas tradicionales la más conocida es la mayordomía del 2 de febrero dedicada a la virgen de la Candelaria. Para su festejo las mujeres visten a la virgen con el traje típico y salen a pasear con ella a las calles entre música de viento y jaranas.

 
 

Cosoleacaque es un municipio que aún conserva el popo como bebida tradicional. Los ingredientes son a base de maíz, iquiote y cacao. La técnica de su preparación es un conocimiento ancestral celosamente guardado que solo es transmitido de padres a hijos.

 
 

Pajapan cuenta con grandes extensiones de playa y lagunas en los cuales las personas se dedican a pescar gran cantidad de moluscos, peces y mariscos, lo cual hace de este municipio un lugar atractivo para los turistas por su excelente gastronomía.

 
 

Las poblaciones indígenas nahuas del sur, en las últimas décadas se han preocupado por el cuidado del agua, en virtud de ser el líquido indispensable para la vida. Antes de que el agua llegue a escasearse, hombres y mujeres se han organizado para reforestar tierras cercanas a los cabezales de agua, manantiales y arroyos.

 
 

Los grupos indígenas y no indígenas de la región sur de Veracruz, tienen un acuerdo para la protección de los bosques y selvas, con el fin de contar con zonas protegidas que resguarden ecosistemas únicos y propios de la región.

 
 

En las comunidades indígenas nahuas al nacer un bebé varón se les cortaba el cordón umbilical con una mazorca de maíz. Esto se realizaba porque se creía que todos eran hechos de maíz. Aunado a ello al cortar el cordón umbilical de esta manera es una forma simbólica de asociar al niño con las labores del campo.

 
 

De manera gradual los nahuas interesan a sus hijos desde pequeños a colaborar en las actividades cotidianas tanto familiares como comunitarias, dependiendo de su género.

A las niñas se les enseña el hilado de algodón o lana, y las labores del hogar; mientras que a los niños se les enseña el cuidado y cultivo de la tierra, ya que se espera que sean personas productivas y autónomas. Generando de esta manera jóvenes independientes y con sentido del cuidado de su entorno.

 
 

Los nahuas del sur no acostumbran barrer por la noche porque se cree que se ahuyenta a las visitas y al dinero que en un futuro pudieran llegar.

 
 

El municipio de Zaragoza cuenta con una danza que data desde épocas prehispánicas. Los pobladores de las comunidades la nombran como la danza de ‘Somos el maíz’. La música para esta danza se produce únicamente con un caracol de mar.

 
 

Zaragoza es una población indígena con una larga tradición de creación artesanal, como el tallado de madera, elaboración de figuras con bambú y jícaras, así como la elaboración de refajos y fajas en seda de varios colores para vestir a las doncellas de la región. Principalmente en festividades patronales y eventos sociales.

 
 

En el municipio de Jaltipan hay un gran interés por rescatar el idioma náhuatl, por parte de organizaciones civiles. Estos grupos intentan organizar actividades sociales y culturales para promover la lengua.

 
 

Los grupos indígenas nahuas de la región sur de Veracruz, se dedican principalmente a los trabajos del campo relacionados con la producción de maíz, frijol, arroz, camote, yuca y plátanos. Por este contacto constante con la naturaleza, es que el ambiente ha sido conservado y las personas vivan con mayor tranquilidad alejados del ruido y el estrés de las grandes ciudades.

 
 

En los municipios de Oteapan, Cosoleacaque, Zaragoza y Jaltipan, se ha ido perdiendo la lengua náhuatl como medio de comunicación, debido a relaciones comerciales, sociales y culturales con la gente de Acayucan, Minatitlán y Coatzacoalcos, zonas altamente urbanas e industrializadas, que ha obligado a los pobladores desplazar la lengua indígena por el español.

 
 

Una de las iniciativas de las comunidades indígenas de la región náhuatl del sur, es la venta de composta como medida para el cuidado del medio ambiente. Asimismo, esta actividad se ha convertido en una fuente de trabajo para los nahuas.

 
 

En las comunidades nahuas tenían médicos tradicionales quienes eran los responsables de la salud integral de las personas del pueblo y sus alrededores. En cuanto una persona se enfermaba, alguno de sus familiares visitaba al médico tradicional para solicitar sus servicios y éste correspondía yendo a curar al enfermo a su domicilio. Como pago a su trabajo realizado, se le daba un pollo y algunos productos comestibles que tuviera la familia como por ejemplo: maíz y frijol. Los cuales se entregaban en una canasta.

 
 

La medicina tradicional en las comunidades nahuas de la región sur de Veracruz, se basa en el conocimiento de las plantas, es decir, de la herbolaria. La medicina tradicional es un conocimiento ancestral que aun se conservan y se utilizan para tratar enfermedades comunes como: la gripa, los resfriados, las heridas, entre otras enfermedades.

 
 

El conocimiento en herbolaria aun persiste dentro nues- tras comunidades porque las personas conocedoras de las propiedades cura- tivas de las plantas, se las heredaban a un aprendiz a quien instruían desde temprana edad. Éste aprendiz era formado para cono- cer las épocas y for- mas de recolección de las plantas, sus formas de prepa- ración, su manejo, su aplicación y las dosis para la cura de las personas.

 
 

El médico tradicional escogía a su aprendiz dependiendo de la vocación y aptitudes que le eran reconocidos. Dada esta característica, su sucesor regularmente era alguno de sus hijos.

 
 

El adiestramiento de un médico tradicional consistía en seguir una serie de etapas que iniciaba con la instrucción sobre las propiedades curativas de las plantas. Una vez obtenido este conocimiento, tenía la facultad de acompañar al médico tradicional en la visita a los enfermos a fin de adquirir experiencia a través de la observación. Así como de manera gradual se les iba delegando la curación de algunas personas bajo la supervisión del médico tradicional. Una vez dominado todo lo anterior y con aprobación de su instructor podían proceder a curar de manera autónoma.

 
 

Dentro de la medicina tradicional de los nahuas del sur, existen personas dedicadas a curar la mordedura de víbora y picaduras de otros animales ponzoñosos. Estas personas son conocidas como culebreros. Se cree que ellos tienen la habilidad de atraer y dominar a estos animales. Debido a este don, a los culebreros se les considera como protectores de estos seres.

 
 

El oficio de culebrero es exclusivamente para los hombres. Para que lleguen a ejercer el oficio, las personas deben de nacer con este don porque si se aprende, no tienen, los mismos efectos al momento se realizar las curaciones.

 
 

El primer viernes de marzo, es la única fecha en la que los culebreros recolectan las plantas medicinales que utilizan para curar durante todo el año. Una de las plantas que recogen es la corteza del árbol de contra, la cual bajo tratamientos y rituales ancestrales convierten en polvo para curar la mordedura de víbora.

 
 

Una forma de curar la mordedura de víbora entre los culebreros, es por medio del ritual del llamamiento de la víbora. El cual consiste, como su nombre lo indica, en llamar a la víbora que ha mordido a la persona, para que posteriormente el experto la tome y proceda a la extraer su manteca y la aplique en la herida.

 
 

Los abuelos utilizaban una herramienta conocida como mortero para despulpar el café y el arroz, el cual era elaborado de un tronco al cual le quemaban el centro y cuando se había obtenido una profundidad considerable de aproximadamente 35 cm, empezaban a labrarlo para darle una forma de cajete con base. El complemento para esta herramienta era un palo llamado mano mortero, el cual tenía un peso aproximado de 20 kg.

 
 

En la cultura náhuatl del sur, todavía se cree en los chaneques y se les considera como los seres que cuidan los cerros, las selvas y los animales. También se tiene la creencia de que los chaneques pueden adoptar diferentes formas. La más común es la de un hombre pequeño.

 
 

Cuando un campesino detecta que alguno de sus animales fue mordido por una víbora, lo puede encomendar a los chaneques para que lo cure. Para esto, el dueño del animal llama a un médico tradicional especializado en este menester, quien a través de un ritual entrega una ofrenda a los chaneques, a fin de que retiren todos sus animales ponzoñosos y curen al animal enfermo. Al terminar el ritual, el médico tradicional le da de beber al animal un té y de esta manera se cura.

 
 

Las niñas tenían un juguete tradicional llamado kuamiston que era una muñeca de madera en forma de bebé, con la cual jugaban a ser madres.

 
 

Una de las tareas designadas antiguamente a las mujeres nahuas del sur, era el acarreo de agua en cántaros de barro y caminaban una distancia de entre 500 a 1000 metros para llegar al pozo más cercano.

 
 

Los nahuas del sur comían a los changos y mono arañas. En la actualidad, esto ya no sucede porque la alimentación se ha venido modificando y estos animales están protegidos por estar en riesgo de desaparición.

 
 

Hace algunas décadas los nahuas del sur para asegurar que la pesca fuera abundante realizaban un ritual, el cual consistía en llevar copal y quemarlo al pie del árbol más cercano al río. Una vez que el copal desprendía humo, pasaban por encima la atarraya o el anzuelo a modo de consagración. De esta manera ya podían empezar a pescar.

 
 

Los nahuas del sur utilizaban bolsas de henequén para diversas cosas. Una de ellas era para transportar sus productos del campo. Sin embargo también los utilizaban como un medio para conservar por más tiempo sus alimentos. Al mismo tiempo, las bolsas de henequén eran más amigables con el ambiente porque una vez que ya no servían, se depositaban en la tierra para que se descompusieran.

 
 

El papel picado tiene una gran relevancia en las festividades de los nahuas del sur. En cada una de las fiestas que se celebran, se escoge a las personas encargadas para comprar y elaborar el papel picado que se hace de papel china de diferentes colores. Su importancia radica en que se utilizan como ofrenda y a la vez se usa como adorno para la iglesia y los nichos de los santos.

 
 

Una de las actividades que se realizan en las comunidades nahuas es la carpintería. Para ello, utilizan principalmente la madera de cedro, de pino, de caoba y de primavera. Los muebles que elaboran los carpinteros los llevan a vender a las ciudades cercanas.

 
 

Los nahuas del sur distinguen tres tipos de encino: el amarillo, el blanco y el negro. Este árbol es muy apreciado, ya que de él se extraen los postes, que son los soportes que le dan estabilidad a la estructura de una casa. Independientemente de que sirven también como cerco en los potreros y como leña.

 
 

Una de las bebidas tradicionales entre los nahuas del sur es el pozol. El cual puede ser tomado como agua fresca. El pozol se bebe, principalmente en las mayordomías, las cuales pueden llegar a durar hasta cuatro días. En estas festividades existe una gran variedad de platillos, pero lo que no debe de faltar es el pozol.

 
 

La forma tradicional de preparar el pozol, es a base de maíz azul nixtamalizado, el cual es pasado en un molino de mano y la masa resultante es envuelta y conservada en una hoja blanca. Esta masa puede llegar a durar hasta tres días.

 
 

La guanábana es una de las frutas más caras, ya que su árbol requiere mayor cuidado contra las plagas. Esta fruta es utilizada para preparar aguas frescas y helados.

 
 

Hace años no se consumía el azúcar en la región náhuatl del sur porque había señores que cultivaban caña de azúcar y en sus campos instalaban sus trapiches para extraer el jugo, mismo que se hervía hasta convertirlo en un dulce chicloso. Después esperaban que se espezara y vaciarlo en moldes para hacer mancuernas de panela y esto era lo que se utilizaba como azúcar.

 
 

Una de las maneras para bajar de peso entre los nahuas del sur es por medio del consumo de totopo. Éste es una tortilla de maíz cocida en comal de barro secada en leña cerca de la fogata.

 
 

Entre los nahuas del sur se distinguen dos tipos de café como bebida. El primero se hace del grano de café tostado y el segundo se hace de maíz quemado que igualmente tiene un agradable sabor.

 
 

Los abuelos nos enseñaron buenas costumbres. Entre ellas se encuentra la de nunca dejar sobras de comida en el plato porque de esta manera no se aprovecha del todo lo que se nos ofrece y con ello se incurre en una falta de respeto a la persona y a su esfuerzo con el que cosechó, cazó o cocinó dicha comida.

 
 

Los nahuas del sur cuando cortan un árbol pueden encontrar gusanos especiales que según la tradición, si se lo dan de comer a los niños, al crecer tendrán la fuerza y la habilidad necesaria para trozar el tronco de un árbol en la brevedad posible.

 
 

El achiote es uno de los condimentos naturales aun producidos entre los nahuas y es muy apreciado en la comida tradicional mexicana, el cual da un color rojizo y sabor característico al platillo.

 
 

El periodo comprendido entre los meses de agosto y noviembre es la época del nacimiento y recolección de hongos. Los hongos que son de consumo humano son los que nacen del árbol de encino amarillo y negro. También se consumen los hongos blancos y los del árbol de ocote, entre otros.

 
 

En la cultura nahua del sur existe una pimienta especial que utilizan como remedio para dolor de estómago. Sin embargo, también lo utilizan como método anticonceptivo natural. Para ello se hace un té con esta pimienta, misma que deben ingerir las mujeres cuando están menstruando y así evitan el embarazo.

 
 

En la cultura nahua del sur las mujeres que no se pueden embarazar utilizan el bejuco del chayote blanco como medicina tradicional para lograrlo. Esta medicina tradicional, solo puede ser suministrada por un médico tradicional, ya que las dosis deben de ser exactas.

 
 

Al cortar un árbol los nahuas del sur tienen que pedir permiso al dueño de los árboles, llamado tekokuayoj. En el pedimento se debe de ofrendar un kilo de copal y un cuarto de aguardiente al pie del árbol. Esto se realiza con el objetivo de evitar un accidente y para la protección de los animales que viven en las raíces, corteza y ramas del árbol y sean resguardados por los chaneques.

 
 

Entre los nahuas del sur se cree que una persona no bautizada no debe de ir solo a la montaña porque los chaneques juegan con ella perdiéndola en el monte y evitando que encuentre su camino a casa. Para liberarse de los juegos de los chaneques se debe de dejar un sombrero clavado en una estaca. Así, en caso de que los chaneques quieran perderla, la persona siempre encontrará la salida.